Nador siempre ha sido la provincia más desatendida y la que menos inversiones ha recibido por parte del gobierno marroquí, en especial la región del Rif. Tampoco la cooperación internacional la ha tenido en cuenta. Hasta hace muy poco, menos de 15 años, casi no se desarrollaban proyectos en el norte de Marruecos. Su principal carencia es una red de abastecimiento de agua potable, mejoras en los centros educativos, sistemas de saneamiento y cobertura sanitaria básica. Sus habitantes triplican el censo oficial, los rifeños llegan a las 700.000 personas.
Ait Tayer es un pequeño pueblo a las afueras del ayutamiento de Boudinar, muy cerca de Algeria. Sus 300 habitantes viven a 90 kilómetros de la capital de provincia y el río más cercano está a hora y media a pie. Caminar hasta allí era la única forma que tenían para conseguir agua hasta que, hace poco más de un año, la cooperación de la española Asamblea por la Cooperación por la Paz (ACPP) con la marroquí Asociación Thissaghnasse para la Cultura y el Desarrollo (Asticude) ha puesto en marcha un proyecto de canalización de agua. Juntas han construido un pozo, mejorado la potabilidad y hecho un depósito de agua para el verano.
ACPP trabaja desde 1999 en el norte de Marruecos en donde ejecuta 19 proyectos. Su manera de trabajar consiste en contactar con una contraparte que diagnostica las necesidades de la población. Una vez analizado el proyecto, estudia la financiación. En el caso de la iniciativa en Ait Tayer colabora el ayuntamiento de Zaragoza.
El mantenimiento de los proyectos lo llevan al cabo los beneficiarios. El pozo lo gestionan los vecinos de Ait Tayer de forma asamblearia. El asociacionismo entre ellos ha hecho crecer a la comunidad. Hamis Salhi, su presidente, señala que “antes la gente se marchaba y ahora empiezan a llegar”. La organización entre los vecinos hace que aumente la participación social de la zona y que tengan el control de sus propios proyectos.
El coordinador de ACPP en Marruecos, Nino Caradonna, denuncia que Mohammed VI, en 2011, firmase la construcción del macro complejo residencial y turístico Atalayoun e inaugurase el nuevo canal que une la Laguna de Marchica con el mar Mediterráneo que al país le ha supuesto un desembolso de 380 millones de dírhams (1€ = 11,7 dirhams). Lo critica, pero no ha iniciado ninguna campaña al respecto. También hace una autocrítica a la cooperación internacional que no ha sabido actuar antes en el Rif, una zona en la que el idioma y el pueblo árabe es minoría, con profundos problemas de infraestructuras, y, que hasta hace poco más de un año, su lengua tamazight no estaba reconocida ni se hablaba en las escuelas. Una tierra a la que el gobierno marroquí siempre ha dado la espalda conjunto al país con el que limita, Algeria.
La cooperación, entendida como la colaboración entre iguales, tiene que fijar una contraparte que dictamine las necesidades del pueblo y sepa transmitir el proyecto a los beneficiarios y que ellos, desde el primer momento, lo sientan y lo hagan suyo. Silvia Álvarez Fernández, parte del equipo de ACPP en Nador, explica que para ella "la cooperación empieza cuando despierta la conciencia".
La conciencia se queda corta si no hay formación, implicación y madurez. La cooperación internacional necesita urgentemente una profesionalización del sector. Conjunto los proyectos, hay que cambiar las relaciones políticas actuales para que dejen de potenciar las desigualdades económicas. Y para ello se hacen campañas de denuncia, presión política que investigue y replique los discursos oficiales. Un pueblo desigual no puede ser libre. Al final y al cabo los rifeños son amazighs y deberían ser lo que significa, “personas libres”.
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